Diamantes que brillan en el desierto
Dubai es solo uno de los siete pequeños estados que conforman los Emiratos Árabes Unidos, o EAU, una confederación fundada en 1971 tras la salida de los británicos del Golfo.
Técnicamente, los siete emiratos están considerados por igual y mantienen una amplia autonomía legislativa, de la misma manera que los diferentes estados que forman EE. UU., lo que explica, por ejemplo, por qué las leyes locales de Dubái son tan diferentes de las de su vecino, Sharjah.
Sin embargo, en la práctica, existe una jerarquía precisa, como podrás descubrir durante tu crucero. Abu Dabi es sin duda alguna el más grande y rico de los emiratos, desempeña el papel de capital (a pesar de que su tamaño es como la mitad que Dubái) y ejerce una gran influencia sobre la política nacional, además de asegurar un presidente a los EAU.
Dubái es el segundo emirato, seguido por Sharjah y después por los demás, Umm al Quwain, Ras al Khaimah, Ajman and Fujairah, relativamente poco desarrollados y sorprendentemente pobres.
El hecho de que esta unión política haya sobrevivido a pesar de las considerables diferencias de opinión entre Dubái y Abu Dabi es gracias al buen hacer de la diplomacia local, aunque esta también haya contribuido a crear la anomalía de Dubái, que, con su perfil de ciudad internacional, ni siquiera es la capital de su sobrio país.